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miércoles, 11 de abril de 2018

450 hombres bajo el mando de una mujer

Aunque a veces cruzó por su mente desistir de sus propósitos, como lo hicieron muchos de sus compañeros,  debido al fuerte rigor de los entrenamientos  que deben soportar los aspirantes a cadete, la teniente coronel Paula Manuela Fernández Jiménez se mantuvo firme hasta lograr su meta de hacer carrera en la academia militar del Ejército Nacional.
 “Después pensé y dije que no soy de las que se queda a mitad de camino”, cuenta Fernández Jiménez, primera mujer en dirigir el segundo batallón de infantería  general Francisco del Rosario Sánchez, cuyo cargo asumió ayer, a sus 36 años de edad.
Pese a las dificultades que admite haber encarado,  siguió avanzando hasta que logró graduarse de cadete en la academia militar Batalla de las Carreras, en San Isidro, en 2005, a partir de cuyo año ha realizado estudios universitarios y especializaciones, y ha  desempeñado diversos cargos en el Ejército Nacional. Confiesa que se esforzó por salir bien capacitada de los entrenamientos.

“Como todo inicio, son muy fuertes; entre nosotros mismas (las mujeres) nos animábamos unas con otras, dentro de la promoción”, expresa.  Precisó que durante ese tiempo ingresaron cerca de 400 personas a diferentes promociones, y de estas solo se graduaron 107. De 77 mujeres terminaron 28, porque el resto abandonó, como resultado de los rigurosos entrenamientos.  
¿Cómo fueron esos entrenamientos? Fernández Jiménez responde que en los primeros tres meses eran bajo un sol intenso, sin importar las condiciones del clima.
“Ese entrenamiento en una explanada no era fácil; mira nada más coger ese sol intenso, corriendo allí, sin importar las condiciones climatológicas; así nos fuimos desarrollando”, expuso. Al principio solo recibía visitas de familiares los domingos.
Aprendió a manejar todo tipo de armas de fuego y no tuvo miedo, ni por la manipulación de las armas ni a los ejercicios que tenía que realizar.
“Al ser muchacho, uno tiene su mente inocente; usted sabe que los muchachos donde quiera se tiran; a uno le decían: súbete en esa loma, y nos íbamos nosotros, como si fuera nada”, indicó.  Por ser mujer, agrega, no vio obstáculos y siempre estuvo dispuesta a realizar lo que fuese necesario. “Nos decían hoy toca tiro, y nos íbamos al campo de tiro; allá nos íbamos, y nosotras lo hacíamos hasta mejor, porque pegábamos más”, afirma.  
Se define como una mujer valiente. “Hay que tener mucha valentía y coraje para dedicarse a la milicia y superar todas las pruebas”, advierte Fernández Jiménez.  
La convocatoria a través de  medios de comunicación radiales y televisivos  fue que la motivó a ingresar a la academia militar en el año 2002, cuando tenía 18 años de edad y apenas terminaba de graduarse de bachiller.
“El hecho de que vi que se le estaba dando la oportunidad a nivel académico a las féminas hizo que me motivara; participé, pasé con buena nota y aquí estoy”, narra, durante una entrevista concedida a Listín Diario.
Cuando se graduó de bachiller, iba a estudiar hotelería y turismo. Pero su ingreso a la academia solo aplazó su meta, porque mientras trabajaba  en la milicia cursó una licenciatura en administración de empresas turísticas, y  realizó una maestría en comercio internacional. Cree que la seleccionaron para dirigir el batallón por su preparación académica, que es lo que se está exigiendo hoy en día, y por la trayectoria que ha tenido en mandos.
Dice que en los cargos que ha desempeñado ha sido respetada, porque ella se ha dado a respetar. Así espera que se le respete al frente del batallón que desde ayer dirige, compuesto por 450 miembros, entre estos 75 mujeres. Bajo su mando tiene un cuartel general y tres compañías. “Esto es sí señor, no señor”, expresa.
Sostiene que estará sujeta a las directrices del comandante de brigada, que emanan de la comandancia del Ejército  y del Ministerio de Defensa.  Asegura que no ha sido discriminada por su condición de mujer, ni ha tenido obstáculos. “Si hubiese habido obstáculo no nos dan ni siquiera la oportunidad de comandar”, señala.   
Tomasa Jiménez, madre.
“Me siento muy contenta y agradecida de Dios”
La madre de la joven, Tomasa Jiménez Álvarez, expresó que se siente contenta y agradecida de Dios, porque su hija fue designada al frente de un batallón de infantería del Ejército Nacional, un cargo que ocupa por primera vez una mujer.

“Estoy feliz de ella, de verla hoy, mañana y siempre escalando peldaños; espero que siga hacia adelante, con un talento, como tiene que ser”, manifestó.
Al principio, la madre de la oficial militar no quería hablar, pero con un poco de insistencia accedió a decir algunas palabras. Ella es empleada en el archivo de la Maternidad la Altagracia, y está en proceso de pensión.
Ingresó al Ejército en el 2002, como aspirante a cadete, donde se graduó como licenciada en ciencias militares en el 2005,  dentro de la XVLV promoción Juana Saltitopa. Es licenciada en administración de empresas turísticas  y tiene una maestría en comercio internacional. Realizó una especialidad en comando y estado mayor conjunto en el Instituto Superior de Defensa (Insude).  Ha desempeñado funciones en el Ejército, entre ellas en la  guardia presidencial. 
Demetrio José Fernández, padre.
“Tiene voz de mando y un liderazgo innegable”
El padre de la teniente coronel, Demetrio José Fernández, dijo que su hija tiene voz de mando y un liderazgo innegable, por lo cual entiende tendrá éxitos en las funciones que le fueron asignadas, pero consideró que no es tiempo para celebrar, sino para dar gracias a Dios. Sostuvo que van a celebrar cuando termine su mando en el batallón, porque confía que lo hará bien.

“Creo que lo lógico es que uno celebre después que haya pasado por la tarea y que lo haya hecho bien, porque no es bueno celebrar desde ahora porque hay una tarea de por medio que hacer. Su padre es civil y pensionado de Salud Pública.
 

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