EN LA ISLA NO HAY AGUA POTABLE, ALIMENTOS, ENERGÍA ELÉTRICA NI GASOLINA
Los abrazos eran fuertes y largos. Las lágrimas que recorrían los rostros de los dominicanos y extranjeros que llegaron ayer al país desde Puerto Rico y se reencontraron con sus seres queridos, reflejaban alivio, porque las posibilidades de volver a ver a sus parientes después del paso del huracán María eran mínimas.
La situación en Puerto Rico, de acuerdo a las personas que llegaron ayer al país a través de Ferries del Caribe, es delicada. Los alimentos de primera necesidad, la gasolina, agua y la electricidad escasean, y el proceso para poder salir de la isla es sumamente complicado.
“Ciclones me persiguen”
Cuando el huracán Irma se dirigía a Estados Unidos, Carlos José, de 22 años, quien se encontraba de vacaciones en ese país, salió huyendo del fenómeno y se dirigió a Puerto Rico, sin imaginarse que trasladándose a la isla del encanto le tocaría vivir el paso del ciclón María, el cual destruyó gran parte de ese territorio.
Carlos José fue uno de las más de 300 personas, entre dominicanos y extranjeros, que llegaron ayer a República Dominicana desde Puerto Rico. Fue recibido por su madre y su novia, y la emoción que sentía por estar de regreso en su país, era imposible de ocultar.
“Yo estaba de vacaciones en Orlado, Estando Unidos, y cuando se dio la alerta del huracán Irma me fui huyéndole para Puerto Rico. En ese momento había mucha turbulencia, todo estaba muy peligroso, pero me arriesgué, porque pensé que estaría bien en Puerto Rico y mira lo que pasó”, contó Carlos José.
Considera que “los huracanes lo persiguen”, por lo que agradece grandemente a Dios por estar con vida y poder reencontrase con sus seres queridos.
Precisó que en sus planes está volver a Puerto Rico, porque allá tiene parte de sus familiares.
“Si no nos unimos y construimos lo que se perdió, no vamos a poder avanzar”, dice.
Dijo que “Puerto Rico está terrible, todo está desastroso, parece como que pasó un bombardeo. Los árboles quedaron sin hojas, las casas sin techos y hechas escombros. Todo está terrible”, expresó.
Manifestó que había comprado el pasaje en Ferries del Caribe antes de que el huracán María llegara a Puerto Rico, pero que el proceso se retrasó, y con el paso del fenómeno, aún más.
“Yo estaba en San Juan, y tuve que ir a un lugar muy lejano para poder tener señal, porque tampoco tenemos luz, ni señal, casi nada. Incluso, la oficina de Ferries del Caribe de Puerto Rico y la de República Dominicana no tenían comunicación, no sabían lo que iban a hacer”, dice. Expresó que en muchas ocasiones su novia llamada a la oficina de Ferries del Caribe en el país y le decían una información, y cuando él iba a confirmarla en Puerto Rico, no era lo mismo, hasta que lograron ponerse de acuerdo.
“Dios tuvo misericordia”
Ana Iris Santos Pichardo, de 55 años, consideró que Dios tuvo mucha misericordia con Puerto Rico, porque la situación fue muy fuerte.
“Solo los que vivimos el huracán sabemos lo fuerte que fue. Yo no la pasé tan mal porque mis jefes me acogieron en su casa. Ese huracán comenzó a la una de la madrugada, pero en realidad fue como a las seis que empezó. Todos pensamos que la isla se iba a acabar”, dice.
Expresó que hay que orar mucho, porque las personas están pasando mucho trabajo y las filas son enormes para todo.
Santos Pichardo, quien cuidaba pacientes en Puerto Rico desde hace siete años, aseguró que estaba desesperada porque no había luz, ni agua, no había comunicación, y fue como a los tres días fue tuvo hablar con su familia.
Dice que va a planificar con su esposo si volverán a Puerto Rico o no, porque tienen su vida hecha allá.
Maira Peláez, quien es dominico-cubana, calificó el paso del huracán como “fatal”.
“En Puerto Rico las cosas están horribles. No hay gasolina, y las filas son enormes esperando que llegue la gasolina. Los mercados están abarrotados de gente y no hay que comprar. No hay agua, no hay electricidad, con esa situación yo estaba loca, loca por venir”, contó.
Javier Jorge, quien es puertorriqueño, expresó que la pasó mal, porque la situación es muy fuerte. Tiene una bebé de meses y tuvo que hacer lo imposible por venir al país, porque en Puerto Rico “no hay nada”.
“La mamá de mi hija está en Santo Domingo y por eso vine, y las cosas están complicadas en Puerto Rico, no puedo conseguir leche para la niña, ni comida. Hay que hacer largas filas para todo. La isla está vuelta un caos, el proceso es fuerte”, indicó.
Reveló que otro problema es que en los bancos les limitan la cantidad de dinero que pueden sacar, solamente dejando que puedan retirar US$200 como máximo, mientras que en otros bancos son US$60.
“La situación está muy limitada. Yo me salvé porque la casa es de cemento, pero alrededor todo estaba destruido. Pienso regresar cuando todo se restablezca”, añadió.
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FUE A HACER DILIGENCIA Y LO AGARRÓ HURACÁN
En tanto, Benjamín Falú, quien es puertorriqueño y está casado con una dominicana, contó que fue a hacer una diligencia a Puerto Rico y allá “me agarró el huracán”.
“Puerto Rico está en una crisis tremenda, fui a hacer una diligencia y me agarró el huracán. Hice lo imposible para venir rápido, porque la situación está muy mal”, dijo.
Extranjeros de diferentes nacionalidades, como la estadounidense María Victoria Santos, llegaron al país la mañana de ayer para tomar a República Dominicana como escala para ir a otros destinos, mientras que otros se quedarán en el país hasta que Puerto Rico se restablezca.
Los aeropuertos de la vecina isla han estado repletos los últimos días de personas interesadas en abandonar la isla, por la difícil situación social en que se encuentra.
Puerto Rico se encuentra sin energía eléctrica y las previsiones de las autoridades es que les tomará 6 meses restablecerla por completo.
También hay escasez de gasolina y de alimentos de la canasta básica.
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