Puerto Rico, una semana después de que el huracán María devastara la isla, vive un día a día marcado por la ausencia general de electricidad, las comunicaciones telefónicas en precario, graves problemas de distribución de combustible y una población que lucha diariamente por hacerse con agua y alimentos.
El Gobierno liderado por Ricardo Rosselló y las agencias federales de EEUU que han trasladado a Puerto Rico a cientos de efectivos tratan, en conjunto, de restablecer la situación de un territorio devastado con sectores todavía incomunicados y fuertes lluvias en el área oeste que entorpecen la recuperación.
El director de la Autoridad de la Energía Eléctrica (AEE), Ricardo Ramos, señaló que de momento solo un 4 % de los abonados de la compañía estatal han recuperado el servicio y que la prioridad ahora son los hospitales y acueductos.
La precaria situación la sufre una ciudadanía que se agolpa en las gasolineras guardando filas kilométricas para repostar en las estaciones abiertas, mientras supermercados y comercios van, lentamente, extendiendo sus horarios acercándose a los habituales.
La situación en la capital, San Juan, aunque complicada, es mucho mejor que la que se sufre en las áreas más remotas del interior y montaña, donde, incluso una semana después, hay dificultades de comunicación física y el suministro de víveres y combustible es escaso.
Uno de los principales problemas reside en que la carga marítima que llega a Puerto Rico no puede llegar a los puntos de venta o distribución debido a que no hay camiones suficientes para sacar la mercancía de los muelles.
La falta de combustible repercute además gravemente en la movilidad de las personas y en el funcionamiento general del país, ya que el diesel es fundamental para hacer trabajar las plantas generadoras que mantienen la actividad de restaurantes, negocios, edificios e infraestructuras.
SUSPENDERÍAN LEY PARA ACELERAR LA AYUDA
Ante la presión para que envíe más ayuda a la destruida isla de Puerto Rico tras el paso del huracán María, el presidente Donald Trump dijo el miércoles que su gobierno considera dispensar una ley federal poco conocida que prohíbe que las embarcaciones extranjeras transporten bienes entre puertos nacionales.
Tanto republicanos como demócratas habían presionado a Trump para que dispensara la Ley Jones, argumentando que podría ayudar a que lleguen los suministros que se necesitan desesperadamente en la isla de forma más rápida y menos costosa. La secretaria interina de Seguridad Nacional, Elaine Duke, suspendió la ley a principios del mes para ayudar a aliviar la escasez de combustible en el sureste del país luego de los huracanes Harvey e Irma. Esa orden incluía a Puerto Rico, pero expiró la semana pasada poco después de que el huracán María azotara a la isla.
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